
El legendario miembro del Salón de la Fama de Cooperstown coincidió hace unos días con algunos miembros de la gerencia de Caguas durante los campos de entrenamiento de los Orioles de Baltimore
Por Rubén A. Rodríguez
Recientemente varios miembros de la gerencia de los Criollos de Caguas asistieron a los campos de entrenamientos de los Orioles de Baltimore en Sarasota para visitar y conversar con dos de las figuras principales de su novena invernal.
La avanzada criolla compuesta por el gerente general, Jesús ‘Motorita’ Feliciano, el vicepresidente Arturo Ondina y el Director de Operaciones, Joaquín Pérez, se proponía reunirse con Vimael Machín y Luis Vázquez, dos de los principales peloteros de la franquicia, quienes en ese momento intentaban ganarse un puesto en el roster de los Orioles para el juego inaugural.
El grupo se dirigía al área reservada para gestionar las acreditaciones y los pases de cortesía cuando se toparon con la imponente e inconfundible figura de Cal Ripken Jr., quien a principios de la década de los ochenta vistió de forma exitosa el uniforme de los Criollos.
“Estabámos recogiendo los pases que Machín nos había gestionado cuando de casualidad vimos a Ripken en el lobby”, recordó Ondina. “Nos acercamos a él y nos identificamos como miembros de la gerencia de los Criollos”.
Ondina indicó que Ripken, hoy miembro del Salón de la Fama de las Grandes Ligas y figura legendaria de los Orioles, los recibió con una sonrisa y compartió un rato en franca camadería con el grupo.
Incluso el grupo puertorriqueño le obsequió con una gorra de los Criollos la cual Ripken de inmediato se puso y caminó con ella puesta durante todo su recorrido por el complejo beisbolero.
“Empezó a conversar con nosotros. Estuvo bien ameno. Cuando le dijimos que eramos de los Criollos se puso super contento. Nos habló sobre su experiencia de jugar en el invierno en Puerto Rico con Caguas por dos años”, agregó.
En su conversación mencionó a Cheo Cruz, Guillermo Montañez y otros jugadores que militaron con los Criollos en la temporada del 1980-81, la marcó su primera en el béisbol invernal.
Dirigidos por Ray Miller, quien era parte de la organización de los Orioles para entonces, los Criollos ganaron el cetro nacional.
Ripken Jr. venía de participar a nivel Doble A con los Orioles y asumió el reto de jugar en un nivel superior. Aquí promedió esa temporada para .284 con seis jonrones y 38 remolcadas.
Una vez terminada su participación invernal, Ripken fue ascendido a Triple A en el 1981 y en agosto de ese año, los Orioles lo reclamaron a las Mayores en donde se mantuvo hasta la fecha de su retiro en el 2001.
Ripken regresó con los Criollos para la campaña del 1981-82 y tuvo una extraordinaria actuación terminando con promedio de .314 con diez vuelacercas y 50 remolcadas (líder en el torneo).
Fue en ese momento que la carrera de Ripken tomó ascenso para convertirse en uno de los mejores peloteros de su generación.
“Ripken dijo que el haber jugado en Puerto Rico le dio la confianza para jugar en las Grandes Ligas. Fue una experiencia bien positiva el haber jugado con la calidad de peloteros que jugó. Nos dijo que lo trataron muy bien”, agregó Ondina.
El ejecutivo de los máximos campeones de la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente conversó con Ripken sobre la posibilidad de que visitara la Isla en un futuro no muy lejano.
“Nos dijo que había hablado con Eddie Murray –otro miembro del Salón de la Fama que jugó con los Criollos- cuando él viajó a Caguas y le gusto la idea. Esta ocasión nos dijo: “vamos a planearlo”. Creo que dejó abierta la posibilidad”, concluyó.